Rubén Suárez es una figura imprescindible en el arte de las últimas décadas en Asturias. Su obra, recogida en importantes ediciones y en un número elevadísimo de textos, publicados durante décadas en el suplemento “Cultura”, de La Nueva España, es una referencia ineludible para entender lo que ha sido y es la evolución de las artes plásticas en el Principado. Todo acontecimiento artístico significativo lo refleja Rubén Suárez. Su visión crítica, enriquecida por la claridad periodística que le caracterizaba, ha alentado las iniciativas creadoras de las nuevas generaciones, y reflejado con profundidad la trayectoria y la esencia de los maestros consolidados.
Rubén Suárez ha escrito siempre desde una independencia radical, alejado de toda autosuficiencia. Su profunda ironía jamás se ha proyectado en sus reflexiones cuando se trataba de analizar la obra de un artista, sólo recurría a su estilete más incisivo para cuestionar decisiones que afectaban a su querida cultura asturiana, y en concreto a las artes plásticas: “Hermanos pobres de la misma familia, e hijos de las graves carencias que sufren por el olvido, el desinterés y hasta el desprecio de las instituciones”, afirmaba en 2018.
Rubén Suárez batalló a contracorriente en defensa de los artistas asturianos y de la cultura, y además lo hizo con una humildad muy infrecuente en un mundo en el que abundan el ego y la vanidad, tan poco dado al agradecimiento y donde todo elogio se considera merecido e insuficiente. Rubén dijo siempre lo que pensaba, su honesta verdad, algo casi insólito en un entorno plagado de intereses cruzados. El mundo del arte de Asturias está muy en deuda con su trabajo insobornable, constructivo, enriquecedor, clarividente, alejado de la fatuidad, del lenguaje inflado como un suflé. El aficionado al arte tuvo en los textos de Rubén Suárez un faro iluminador, una guía profunda y clara, inevitablemente subjetiva y radicalmente íntegra.
Con Rubén he compartido la pasión por el arte y el periodismo, y jamás olvidaré su entusiasmo cuando aceptó liderar la crítica de arte en el suplemento cultural de la Nueva España, ni su generosidad en otros aspectos más íntimos y relevantes de nuestras vidas.
Su legado crítico merece que se conserve y estudie como fuente valiosísima para la cultura y el arte en Asturias, para comprender nuestras limitaciones y valores innegables, e intentar construir un futuro más luminoso.
